Elon Musk, el magnate sudafricano que ha fundado algunas de las empresas tecnológicas más pujantes y ambiciosas de nuestro tiempo, como Tesla.
Dado este currículo, resulta imposible sustraerse al encanto de la última empresa creada por Musk. Se llama Neuralink, y solo se conoce desde el mes pasado. Sus objetivos exactos son aún secreto industrial, pero los secretos son difíciles de guardar en nuestros días y es evidente que Neuralink pretende diseñar interfaces invasivas para conectar el cerebro humano a la inteligencia artificial. Los objetivos iniciales s
on médicos, para el diagnóstico y posible tratamiento de la enfermedad cerebral.
Las interfaces mente/máquina, ya existen en los implantes cocleares que han devuelto el oído a cientos de miles de personas, y en los dispositivos experimentales que se implantan en el nervio óptico para ayudar a los ciegos. Las matrices de electrodos implantadas en el cerebro prometen devolver a la gente paralizada parte de su movilidad, han empezado a hacerlo en situaciones experimentales. Neuralink quiere mejorar esas interfaces mediante la nanotecnología más avanzada, lo que puede ayudar mucho en esos usos terapéuticos.
Imaginemos un paciente amnésico. Una lesión o una enfermedad impiden a su cerebro recuperar los recuerdos del pasado o incluso formar nuevas memorias del presente . Una interfaz mente/máquina lo bastante avanzada podría conectar su cerebro a un dispositivo de memoria externo. La máquina formaría las nuevas memorias y las dejaría a su disposición en el futuro, como está haciendo mi ordenador mientras escribo esto. Y si esto funciona en pacientes, ¿por qué no los vamos a usar los demás para insertarnos la Wikipedia dentro del cráneo?
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